En enero de 1881 llegó al Callao a
bordo de la embarcación Victorieuse.
Luego del incendio y destrozos por parte del ejército chileno sobre el
balneario de Chorrillos, Petit-Thouars se reunió con Nicolás de Piérola, lo
acompañaban el almirante inglés Stirling y el comodoro italiano Sobrano. Es durante
esta reunión que comenzaron
los disparos y cañonazos sobre Miraflores, que
obligó el abrupto retiro de Piérola hacia Lima sur. Observando la derrota
peruana, los marinos extranjeros decidieron intervenir para evitar la destrucción
de la capital. Al respecto Petit-Thouars dice: "El almirante Stirling y yo esperábamos producir sobre los
chilenos cierta presión sin formular amenazas y creo que hemos estado bien
inspirados".
A partir de la intervención de Petit-Thouars y compañía, se han tejido una serie de narrativas. Para los peruanos, los almirantes habrían amenazado a los jefes chilenos Baquedano y Lynch con bombardear los acorazados si acaso ingresaban violentamente a la capital. La versión chilena es que no hubo ninguna gestión, ni negociación y la captura pacífica de la capital fue por iniciativa de sus jefes de ocupación. Otro mito urbano, hoy superado por la historiografía, es la intervención de la madre Hermasie Paget, superiora del colegio de los sagrados corazones de Belén, de quien se dice convenció a almirante francés de intervenir como mediador.
Lo cierto es que luego del
encuentro entre los representantes de la marina extranjera y los jefes chilenos,
el alcalde de Lima Rufino Torrico entregó la ciudad y la ocupación del ejército
chileno fue pacífica.