jueves, 25 de octubre de 2007

LOS HÉROES ANÓNIMOS


El presente articulo lo escribo preocupado por la imagen que comúnmente reciben nuestros alumnos respecto a los héroes de Guerra del pacífico, que, si bien es cierto, no tenemos el tiempo necesario para cubrir o agotar en clase, se hace imperiosa la necesidad de explicar la participación de los diversos actores (mujeres, soldados, campesinos, mestizos) quienes con sus acciones secundaron los actos de valor o determinaron los triunfos, de los que conocemos comúnmente como los grandes héroes de la guerra del Pacífico. Algunos de nuestros alumnos reducen los actos heroicos a cuatro personajes Grau, Bolognesi y Cáceres, desconociendo la presencia de otros actores importantísimos y de igual trascendencia que secundaron los actos valerosos de estos personajes. Por otro lado hay personajes, que, si bien es cierto, no tomaron las armas y enfrentaron directamente al enemigo, su participación en la guerra sirvió para mantener la alicaída dignidad nacional, tal es el caso por ejemplo del digno gobierno de García Calderón en Magdalena, quien pagó con su exilio y encarcelamiento en Valparaiso, el no firmar un tratado lesivo para los intereses patrios. Pero vayamos más allá, debemos de recuperar la participación femenina en la guerra, la presencia y participación activa de las rabonas, las damas de Lima que se organizaron para brindar cuidado a los heridos. Las clases populares y entre ellos las masas campesinas en la Breña que derramaron sangre defendiendo el suelo patrio.
Durante la guerra del Pacífico 1879, hubieron actos heroicos dignos de mencionar y que algunos historiadores, por no considerarlo relevante o trascendente, aún lo mantienen en anonimato o en el mejor de los casos lo mencionan someramente.
Tal es el caso de las Rabonas o compañeras de los soldados, mujeres que acompañaban a sus maridos a la guerra, eran ellas las que se encargaban de cocinar, lavar, curar a sus maridos y a sus hijos y en algunas ocasiones asumir roles de guerra, por ello, no resultó extraño encontrar entre los cadáveres esparcidos en el campo de batalla soldados junto a sus mujeres. A propósito dice Flora Tristán “Ellas formaban una tropa considerable que precede al ejercito por espacio de algunas horas, para tener tiempo de conseguir víveres, cocinarlos y preparar todo en el albergue que deben ocupar…arrastraron en su séquito a niños de toda edad” . En la campaña terrestre del sur, las heroicas tarapaqueñas se batieron, desafiando las balas y los peligros de la batalla, proporcionaban agua al sediento ejército, y convirtieron sus casas o solares en hospitales para albergar a los heridos. Emma Manarelli nos proporciona algunos nombres que deben quedar registrados en la historia y en el recuerdo de todos los peruanos: Petronila Nuñez, Mariana Vilchez, María de Taborga e hijas. En la breña encontramos a la Señora Antonia moreno de Cáceres, esposa del caudillo de la Breña; otra de las mujeres ilustres que apoyaron la resistencia de la sierra fue Doña Clorinda Matto de Turner quien apoyó económica, material y humanamente al habilitar su casa en tinta para el cuidado de los heridos.
Si bien la mujer jugó un papel importante en la guerra del 79´. Las clases populares y entre ellos el sector indígena, también hicieron su parte, al enfrentar con armas tradicionales a los invasores chíllenos en la breña, bajo el liderazgo del Caudillo militar Cáceres. O como dejar de mencionar a los gloriosos alumnos del Colegio Guadalupe quienes ofrendaron su vida, en el intento desesperado por impedir la captura chilena de Lima.
En este contexto, después del glorioso Combate de Angamos, donde se inmolara el Almirante Grau, la Escuadra Chilena bloqueó el Callao, impidiendo el abastecimiento de armas, situación que se trató de desestabilizar al constituirse una brigada torpedista conformada por el Capitán de Navío Leopoldo Sánchez, los Alféreces de Fragata Decio Oyague, Carlos Bondy, Gil Cárdenas y el hábil ingeniero Juan Manuel Cuadros, en plena guerra con Chile. Fueron ellos quienes el 3 de julio de 1880 (el Alférez de Fragata Carlos Bondy Tellería) lograron hundir con un ingenioso sistema explosivo ideado y construido por el ingeniero Manuel Cuadros, al buque chileno Loa. Meses después, el 13 de setiembre de 1880, corrió la misma suerte la Covadonga, frente a Chancay, por acción del mismo Alférez Bondy, con el apoyo del Alférez de Fragata Decio Oyague. La voladura de las naves chilenas trajo como consecuencia la expedición de Patricio Lynch, catalogada por la historiografía chilena como “el episodio oscuro de la guerra”, ya que Lynch, en represalia, intentó arruinar económicamente al Perú, al bombardear la principal fuente generadora de riqueza: las haciendas agroindustriales y los ferrocarriles. El ingeniero Manuel Cuadros es uno de los profesionales que brindó sus conocimientos para debilitar al enemigo, posteriormente encontramos a Cuadros apoyando la campaña de la Breña junto a Cáceres. Héroes que la historia los mantiene anónimos, quienes con su sangre defendieron el país en el cual vivimos y que deben permanecer en el recuerdo de todos los peruanos.

martes, 16 de octubre de 2007

EPOPEYA: La Versión de un Soldado Chileno


Quisiera comentar brevemente, el significado que tiene para el Perú, la emisión del documental chileno Epopeya, que se acaba de estrenar la semana pasada en Chile, y en la cual se intenta presentar una “nueva visión” de la guerra del pacífico, ahora vista desde la “supuesta” perspectiva de un soldado, cuyo cuerpo se encontró en Lima ciento veinte años después de la guerra.
El documental versa entorno a la supuesta lectura que le da aquel soldado chileno a la guerra del pacífico. En principio, hay que reconocer que para dicho documental se ha considerado, opiniones serias y diversas de los tres países involucrados en el conflicto Chile, Perú y Bolivia; aunque no se ha hecho un deslinde o aclare entre los comentarios vertidos por los probos profesionales y la narración del soldado desconocido, dicho de otra manera, mezclan ficción con interpretación histórica, lo cual genera especulación, respecto al mensaje subliminal que pueda guardar este documental y que ya se viene comentando en algunos círculos. Este manejo de la información -sea involuntario o con razón de causa- permite tener cierta libertad subjetiva (si cabe el término) al momento de presentar la información e interpretación de los hechos. Por ejemplo lo que llamó mi atención, es el hecho que, chile insiste en fijar como causa desencadenante del conflicto la confabulación diplomática entre dos países, que se unieron en contra de la soberanía e intereses chilenos, esto en el discurso del soldado. Mientras que, los Historiadores invitados de los tres países, han coincidido en indicar como causa principal, el tema económico, es decir, el problema salitrero y los intereses de los diferentes consorcios que manejan el mercado salitrero a nivel mundial. Estos contrastes lo vamos a observar en algunos pasajes del documental que terminan por confundir al receptor de la información. Además, se presenta una visión muy reducida, casi miope de lo que fue el combate de Iquique, si bien es cierto, se ensalza la imagen humanista y caballeresca de Grau además del heroísmo de Prat, no se tomó en consideración la otra faceta del combate, la que protagonizaban en ese mismo momento la Independencia y la Covadonga, me refiero, al naufragio de nuestra mejor embarcación “la Independencia” y el acto cobarde de los soldados Chilenos de ultimar a tiros desde la borda del buque de madera a los marinos peruanos náufragos, .
En fin, no quiero extenderme en mi comentario, simplemente quisiera fijar mi posición respecto a lo que debería hacer el Perú; en principio seamos concientes que históricamente hemos tenido a los diplomáticos menos exitosos de la historia americana y me atrevería a decir mundial, y actualmente estamos revisando la delimitación marítima con Chile, al cual, si nos ceñimos a la historia no se auguran buenos resultados. Por otro lado, debemos estar alertas, Chile ya lanzó el mensaje a través del documental: ¡por problemas diplomáticos comenzó la guerra del 79’!, esto debe tener respuesta inmediata, ¡no diplomática por favor!.... A algún disparatado nacionalista se le podría ocurrir “Guerra a Chile”, nada más alejado de la realidad. La respuesta debe darse a través de la misma vía, un documental serio, basado en hechos históricos contrastados y lo más importante, que tome como fuente directa a historiadores de los tres países involucrados quienes libremente fijen su posición y al final hallar consenso en busca de la objetividad histórica. Debemos olvidar resentimientos pasado, y analizar la historia como realmente es: la herramienta que nos permite aproximarnos a la realidad, para poder entender verdaderamente nuestro pasado, comprender nuestro presente y proyectarnos sin temor al futuro que hasta ahora nos es incierto.
Entender además, de una vez por todas, que perdimos la guerra por problemas que aún nos siguen aquejando, regionalismos, fragmentación, incapacidad programática de nuestros políticos, incapacidad política de cohesión social, marginación de clases populares ..… etc. Y no seguir culpando a Chile de nuestra merecida derrota. Llegó el momento de mirar a Chile como nuestro rival sí, pero competitivamente hacerle frente e intentar superarlo en todas las áreas, culturales, sociales, políticas, económicas..etc esa debería ser nuestra venganza, proyección o prestando el término de Flores Galindo, almenos nuestra utopía. Superar a Chile no es complicado compatriotas y lo mejor es que nosotros sí tenemos con qué hacerlo.

El salitre y guano peruano-boliviano en los planes ingleses de 1880


Editorial del diario "The Bullonist" sobre la Guerra del Pacífico

Esta editorial del diario británico "The Bullonist" publicado en la ciudad de Londres en 1880, Inglaterra desnuda su apoyo incondicional y el interés supremo sobre los territorios salitreros y guaneros de Perú y Bolivia respectivamente, además de la influencia inglesa en las decisiones políticas y diplomáticas que asumiría Chile algunos años despues, prestemos atención a la propuesta de ceder a Bolivia salida al pacifico a través de Arica......

"Habiendo Chile, por el éxito de la guerra, tomado posesión de la costa de Bolivia y de la provincia toda de Tarapacá en el Perú, interesa evidentemente a sus habitantes y a todas las naciones civilizadas y progresistas que lo posea permanentemente y que su Gobierno administre aquellos territorios.
El territorio boliviano contiguo a Chile, prácticamente no forma parte de Bolivia; está habitado únicamente por súbditos chilenos y separado del Estado a que pertenece por una inaccesible cordillera de montañas.
Su puerto en Antofagasta no sirve para la importación ni para la exportación del extenso interior de Bolivia, siendo el puerto de Arica, en el Perú, por donde Bolivia tiene su entrada y salida al Pacífico.
No se disputará que Bolivia tiene derecho a un puerto en la costa del Pacífico y la conveniencia de las cosas demuestra que debería tenerlo donde la naturaleza se lo ha dado con tanta justicia. seguir leyendo

lunes, 15 de octubre de 2007

ALDO MARIÁTEGUI : EL IDIOTA DE LA FAMILIA


César Hildebrandt

Gustave Flaubert aprendió a leer sólo a los siete años. Por eso es que Sartre tituló las casi 4,000 páginas de su biografía flaubertiana como “El idiota de la familia”.

Pero he aquí que el chico atontado por el padre repulsivo es el que construye, muchos años después, “Madame Bovary”, una de las novelas que más se aproximan a la perfección –si por perfección entendemos aquello que posee todo lo que le es necesario–.

En otras latitudes, en otros temas, hay también niños apagados que luego deslumbran y jóvenes que prometen y más tarde tornan en deudores crónicos.

El caso de Aldo Mariátegui es particularmente delicado. Lleva un apellido que significa mucho para el Perú y para la inteligencia latinoamericana y, hasta ahora, ha hecho todo lo posible por ensuciarlo y comprometerlo con la derecha de los Agois, esa banda familiar.

Digamos que si Flaubert fue un niño idiota que más tarde escribió como un genio, nuestro Aldito es un niño genio que terminó escribiendo como un idiota. Y esto que temas de envergadura no le faltan: Hace poco Raúl Wiener lo llamó “la otra Chichi”.

En todo caso, hablando del hilo dental del periodismo cofrade, nada más opulento, suntuoso y españolmente culón que lo que hizo hace poco Aldo Mariátegui: viajar a Tailandia con todo pagado –incluidas las distracciones– por la empresa franco-belga Suez Energy, que Alan García mima y protege y a la que le ha prometido, sin concurso alguno, una buena tajada en el proyecto Camisea III. Como lo ha recordado Raúl Wiener a propósito del tema, Suez Energy es el principal generador eléctrico del norte de Chile y tiene intereses concretos en lograr que parte del gas de Camisea colabore en la solución energética de los chilenos.

Un director que se permitiera tamaños manoseos en el hilo dental sería despedido por el indignado directorio de una empresa periodística decente. Pero, claro, no estamos hablando sino de lavadores de sus propias deudas.

Pero este Platero disfrazado de ganador del derby de Kentucky no sólo es ignorante. También puede ser un canalla que hace ostentación de sus pocas lecturas. Se ha atrevido, por ejemplo, a decir que el mejor de todos los peruanos, Miguel Grau, debió de ser juzgado por el fuero militar porque se puso a salvar chilenos sobrevivientes de la Esmeralda en vez “de unirse a La Independencia” y hundir juntos a La Covadonga”.

En la cima de las emociones de este almirante Nelson versión Play Station, Aldito escribe: “Si (yo) hubiera sido ministro de Guerra durante la guerra con Chile, Grau hubiera tenido un serio problema conmigo para explicarme por qué diablos perdió valiosos momentos en ponerse a recoger enemigos tras hundir a La Esmeralda en Iquique en lugar de unirse a La Independencia y hundir juntos a La Covadonga”.
¡No es una calumnia! ¡Eso es lo que ha escrito el idiota de la familia Mariátegui! (Correo, martes 9 de octubre del 2007, página 2).

Aparte de las ínfulas, que son de camisa de fuerza y tomografía de azotea, aquí lo importante es la ignorancia y el atrevimiento de cuestionar uno de los pocos gestos que honraron la guerra que el Chile rapaz de siempre nos declaró.

Mientras el Huáscar y la Esmeralda combatían, la Covadonga ya había huido. La orden de perseguir a La Covadonga la dio el propio Grau y la asumió la fragata peruana Independencia. José Rodolfo del Campo, corresponsal de El Comercio a bordo de la Independencia, describió como pocos la fatalidad de la nave:

“Pronto perdimos de vista al Huáscar porque la Independencia perseguía a la Covadonga que se dirigía barajando las puntas de la costa en dirección a la caleta de Cavanches…Las balas de cañón caídas hasta ese momento en la nave fueron 8: la que rompió la escotilla de máquina; otra en la batería de estribor; la del lado del portalón, que mató al centinela, destrozó completamente un bote y astilló la batallola; dos en la obra muerta de la popa; y las otras en la dirección de la proa, las mismas que dividieron el puente del Comandante y cortaron la telera…El cañón Vavasseur de proa, al hacer su undécimo disparo, se había inutilizado…Estrechada contra la costa la Covadonga, consideró el comandante More que había llegado el instante mismo de usar el espolón; y lo intentó dos veces pero no pudo conseguirlo porque no había agua suficiente para el calado del buque…Cuando el Comandante, para conservar la proa clara de la punta Sur de la ensenada y tomar al buque enemigo pos la misma popa, mandó toda la caña a babor, los timeneles, los peores que teníamos, pues los tres mejores estaban ya fuera de combate, equivocaron la orden y giraron la rueda a babor. Notando el Comandante esta falta y comprendiendo que se acercaba demasiado a tierra, mandó dar atrás con toda fuerza, pero ya era tarde. Habíamos encallado junto a Punta Gruesa, a doce millas al sur de Iquique, frente a la caleta Molle (norte de Tarapacá), en una roca que no estaba marcada en el plano, a 4 millas de la playa”.

La Covadonga, salvada por el práctico inglés Stanley, que fue en ese trance su verdadero capitán, pasó junto a la trágica Independencia y disparó a cubierta matando al alférez de fragata Guillermo García y García.

El relato del corresponsal José Rodolfo del Campo aclara cualquier infamia de los insignficantes: “…esperábamos tranquilos que regresara de tierra alguna embarcación cuando divisamos al Huáscar, que venía de echar a pique a la Esmeralda y que perseguía a la Covadonga”.

En efecto, tras hundir al Esmeralda a las 12 con 10 minutos p.m. de aquel 21 de mayo de 1879, Grau recogió a los prisioneros rendidos y fue en busca de la Covadonga. ¿Por qué no la alcanzó? El mismo Grau lo narra así: “Preferí proseguir la persecución de la Covadonga por otras tres horas, hasta que convencido por la distancia de diez millas que nos separaba de ella, de que no podría estrecharla antes de la puesta del sol, creí conveniente desistir del empeño y volver en auxilio de la Independencia. Pude entonces apreciar que la pérdida de la fragata era total y mandé mis embarcaciones por la gente que había a su bordo, dando la orden de incendiar el buque” ( (Parte de Grau, al ancla en Iquique, mayo 23 de 1879).

¿Es posible que un hombre como Grau pueda ser manoseado por el escriba de los Agois, los que hicieron su vida en el mar de las oportunidades, los herederos no de Grau sino de Lucho Banchero, el hombre que descubrió que la anchoveta es lo mejor para engordar a los puercos en Europa?

Todo es posible en el Perú. Pero si la Marina de Giampietri se calla ante Mariátegui, bien podría el ministro de Defensa decir algo.

ARTICULO PUBLICADO EN EL DIARIO LA PRIMERA

EVOCANDO A GRAU

"Hubo lágrimas viriles en los ojos de los oficiales peruanos cuando nos dieron cuenta de la terrible muerte del valeroso Grau, a poco de comenzar el combate. La misma granada que voló la torre lo destrozó por completo. Créanme que yo lo siento como un amigo de toda la vida..." Latorre (almirante chileno al mando del Blanco Encalada el 8 de octubre de 1879) "...la muerte de don Miguel Grau ha sido muy sentida en esta Escuadra, cuyos jefes y oficiales hacían amplia justicia al patriotismo y al valor de aquel notable marino". (Capitán de Navío chileno Galvarino Riveros Jefe máximo de la armada chilena) "Consumado está el sacrificio. El Huáscar, ¡Grau!, Aguirre y toda esa bizarra tripulación del terrible monitor ¿Dónde están? ¿Qué suerte han corrido? El uno destrozado acribillado de balazos cual cadáver sangriento, yace en manos del enemigo, que con sonrisa satánica aspira las delicias de su venganza..." "Maldición y oprobio eterno a los filibusteros del Mapocho, que así sacrifican a los más preclaros hijos del suelo americano, ante sus ruines y vergonzosas ambiciones". (Diario "El Heraldo" de La Paz, publicaba entre lágrimas y furias el 29 de octubre de 1879) "Epocas hay que en todo un pueblo se personifica en un solo individuo: Grecia en Alejandro, Roma en Cesar, España en Carlos V, Inglaterra en Cromwell, Francia en Napoleón, América en Bolivar. Perú de 1879 no era Prado, La Puerta, ni Piérola, era Grau. Cuando el Huáscar zarpaba de algún puerto en busca de aventuras, siempre arriesgadas, aunque a veces infructuosas, todos volvían los ojos al comandante de la nave, todos le seguían con alas del corazón, todos estaban con él. Nadie ignoraba que el triunfo rayaba en lo imposible, atendida la superioridad de la escuadra chilena; pero el orgullo nacional se lisonjeaba de ver en el Huáscar un caballero andante de los mares…" Manuel González Prada “Paginas Libres: Grau” "Miguel Grau Seminario fue un hombre comprometido con su tiempo, con su país y sus valores. Fue honesto y leal con sus principios, defendió el orden constitucional y fue enemigo de las dictaduras. El héroe de Angamos siempre estuvo en la línea de afirmación de las normas morales y las tradiciones de la república. Honrado en el camarote y en la torre de mando, lo es también en el salón y en el hogar..." Jorge Basadre Grohmann, historiador peruano

Reflexiones: de Carmen Mc Evoy entorno a la Guerra


Para evitar que la guerra interfiera con el presente hay que convertirla en pasado, es decir en reflexión histórica. Las preguntas que han motivado mi análisis no tienen que ver con la "epopeya" –una palabra que nos atrapa en las prácticas y en el lenguaje nacionalista del siglo XIX–sino con el proceso de construcción del Estado nación en Chile. Solo ubicando a la Guerra del Pacífico dentro de un gran arco histórico que se inicia con la Independencia y tiene un corte importante en el enfrentamiento con Bolivia y el Perú será posible entender el verdadero significado que aquella encierra. Tanto en el discurso de sus operadores ideológicos (entre quienes destaca la Iglesia chilena) como en las prácticas radicales (por no decir brutales) de sus vanguardias político-militares y económicas.
Isidro Errázuriz, quien entendió muy bien cuál era la verdadera esencia de la guerra para su país, señaló en uno de sus discursos que el conflicto con Bolivia y Perú había significado "el engrandecimiento nacional", la "entrada de la República a la edad viril" y su participación en la comunidad internacional "con sus pasiones e intereses, sus zozobras y grandezas, sus solidaridades y antagonismos".
El siglo XIX, homogeneizador y previsible, no fue nuestro, sino de Chile. La simplicidad de su cultura, en comparación con la milenaria del Perú, junto a una geografía que no ofrecía mayores desafíos, les permitió a nuestros vecinos construir un Estado-nación de acuerdo al libreto republicano-nacionalista. Dentro de ese contexto hay que ubicar su victoria en la guerra. Nosotros proseguimos con nuestra búsqueda a lo largo del siglo XX y hoy nos encontramos con un siglo XXI en el que esa diversidad y complejidad que fue la "traba" para nuestra "modernidad" es ahora el insumo más preciado para triunfar en un mundo diverso y globalizado.
Partiendo de esa premisa es posible asegurar que el siglo XXI será del Perú. Dicho esto creo que la "censura" del programa de Televisión Nacional Chilena, Epopeya, es un gran error estratégico de nuestra parte. Pienso que ver esa serie nos permitirá no sólo exorcizar nuestros propios fantasmas sino observar cuán atrapado está Chile en el viejo discurso republicano-nacionalista, que le fue tan útil en el siglo XIX y ahora se convierte en una suerte de trampa mental (e incluso diplomática) para enfrentarse a los inmensos desafíos del siglo XXI.

Por otro lado, como fue en el caso de la competencia por el nombre del pisco, la serie estimulará, a no dudarlo, la producción historiográfica nacional. Uno de mis mayores orgullos como peruana y como historiadora es comprobar el alto nivel que ha alcanzado nuestra profesión. Estoy convencida de que para el 2009, año del 130 aniversario de la declaratoria de la guerra, nuestros historiadores jóvenes nos sorprenderán con muchísimos trabajos que indudablemente ofrecerán una visión mucho más completa que la de esa serie de TVN que tanto nos preocupa.
El Perú, un país que fue imperio, cabeza de virreinato y por ello es el producto de una compleja y sofisticada cultura milenaria, no necesita que le construyan escudos protectores y menos si ellos van a reforzar el viejo argumento de nuestra inferioridad cultural. Si el Perú existe, a pesar de todos los inmensos desafíos que ha debido enfrentar, entre ellos la Guerra del Pacífico, es justamente porque posee un bien que es inexpropiable porque es intangible.
La verdadera riqueza del Perú, además de su gente, sus minas, sus ríos, sus valles y sus montañas, reside en su cultura y en su diversidad. Manuel Pardo siempre se sorprendía ante "las rápidas convalecencias del Perú". Un país viejo capaz de exhibir esos procesos asombrosos que, como en el caso de la Reconstrucción Nacional, no han sido valorados en toda su magnitud. Cuando Eugenio María de Hostos llegó al Perú en 1871 se maravilló de un país tan rico como el nuestro con "una gran vitalidad social". En el Perú, de acuerdo con el patriota puertoriqueño, existían "todas las frutas de todas las zonas, todas las flores de todos los climas, todos los cereales de todos los países, las variedades más inesperadas de algunas plantas familiares, los pájaros más y menos brillantes de los trópicos y de las altiplanicies de los Andes.
Toda esa abundancia y diversidad en medio del negro, ya manumiso o ya libre, del chino, del hombre primitivo peruano, del mestizo y del europeo". Confiemos en nuestra fuerza interior, que es el producto de una identidad compleja, difícil pero extraordinaria, la que nos viene nutriendo desde hace miles de años. No demos pie para que se siga dudando de nuestras capacidades y utilicemos esta oportunidad que nos ofrece la vida para apropiarnos de la guerra, reescribiendo su historia, tal como lo hizo el comandante Toledo con la libreta azul de nuestro compatriota caído en Tacna, Durán. Esa debe ser la respuesta de la historiografía peruana a la Epopeya de TVN.