El ingreso chileno a la sierra central les ocasionó muchos inconvenientes, pues debieron enfrentar la poca colaboración de los pobladores, la guerra de desgaste aplicada por Cáceres a través de los guerrilleros y las epidemias de tifus, entre otras dificultades.
La campaña en la sierra central, no fue una campaña victoriosa para Chile (distinta a la campaña costera del sur), lo cual les disgustó profundamente y los llevó a tomar represalias contra los pueblos que se atrevieran a enfrentarlos.
Uno de estos casos fue la venganza macabra que tomaron contra Teodoro Peñaloza, quien se enroló en las filas de Cáceres y colaboró en la voladura de puentes en el valle del Mantaro. Los chilenos entraron en su hacienda, la saquearon y lo quemaron vivo, junto con su madre y su criada.
En general, muchos pueblos de la sierra como Cerro de Pasco, Tarma, La Oroya, Jauja, Concepción, Marcavalle, Pucará, Zapallanga, Acostambo y Nahuimpuquio fueron objeto de depredaciones por no haber sido hospitalarios y por oponer resistencia al ingreso chileno.
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