lunes, 6 de febrero de 2023

ABEL BERGASSE DU PETIT-THOUARS – MEDIADOR EN LA CAPTURA PACÍFICA DE LIMA, ENERO DE 1881

Fue el capitán jefe de la marina francesa y observador militar extranjero durante la guerra del pacífico de 1879.

En enero de 1881 llegó al Callao a bordo de la embarcación Victorieuse. Luego del incendio y destrozos por parte del ejército chileno sobre el balneario de Chorrillos, Petit-Thouars se reunió con Nicolás de Piérola, lo acompañaban el almirante inglés Stirling y el comodoro italiano Sobrano. Es durante esta reunión que comenzaron
los disparos y cañonazos sobre Miraflores, que obligó el abrupto retiro de Piérola hacia Lima sur. Observando la derrota peruana, los marinos extranjeros decidieron intervenir para evitar la destrucción de la capital. Al respecto Petit-Thouars dice:
"El almirante Stirling y yo esperábamos producir sobre los chilenos cierta presión sin formular amenazas y creo que hemos estado bien inspirados".

A partir de la intervención de Petit-Thouars y compañía, se han tejido una serie de narrativas. Para los peruanos, los almirantes habrían amenazado a los jefes chilenos Baquedano y Lynch con bombardear los acorazados si acaso ingresaban violentamente a la capital. La versión chilena es que no hubo ninguna gestión, ni negociación y la captura pacífica de la capital fue por iniciativa de sus jefes de ocupación. Otro mito urbano, hoy superado por la historiografía, es la intervención de la madre Hermasie Paget, superiora del colegio de los sagrados corazones de Belén, de quien se dice convenció a almirante francés de intervenir como mediador. 

Lo cierto es que luego del encuentro entre los representantes de la marina extranjera y los jefes chilenos, el alcalde de Lima Rufino Torrico entregó la ciudad y la ocupación del ejército chileno fue pacífica.

miércoles, 1 de febrero de 2023

LA RESISTENCIA DE LA SIERRA: BATALLA DE SAN PABLO

Teniente Nestor Batanero
Con 14 años fue el niño héroe 
en la Batalla de San Pablo

Tras la ocupación chilena de Lima (enero 1881- octubre1883), los caudillos peruanos marcharon hacia la sierra central y norte con el fin de organizar la resistencia.

En Junín, las comunidades del valle del Mantaro, Jauja, Concepción, Huancayo, brindaron auxilio al caudillo ayacuchano Andrés Cáceres. Mientras que, en la sierra norte, Cajamarca, los hacendados sostuvieron económica y logísticamente al ejército peruano a cargo de Miguel Iglesias quien contaba con un pequeño ejército de no más de 300 soldados entre quienes se distinguían niños y jóvenes henchidos de patriotismo.    

En la sierra central, Cáceres y sus montoneras habían derrotado todas las incursiones chilenas al mando del Coronel Ambrosio Letelier.

Mientras en Cajamarca, el avance de las tropas chilenas y los excesos de sus soldados - la violación de una campesina - generó una violenta reacción de los barrios de San José, San Sebastián, San Pedro, entre otras comunidades. La indignación popular frente a estos hechos, llevó a la formación del batallón “Los vengadores de Cajamarca” integrado por médicos, abogados, campesinos, artesanos... Así el ejército de resistencia en la sierra norte, se incrementó significativamente. En estas circunstancias, Miguel Iglesias encargó a su hermano el coronel Lorenzo Iglesias la defensa de la ciudad, quien inclusive rechazó el apoyo de sus opositores políticos, luego fue cuestionado por ello.    

El objetivo chileno era capturar la estratégica provincia cajamarquina de San Pablo. Para ello, había enviado al sargento mayor Luis A. Saldes quien al mando de más de 380 soldados generó destrozos, asesinatos y saqueos a su paso por las provincias cajamarquinas. Esta situación de violencia generó la espontánea solidaridad de las comunidades en contra del invasor.

La batalla de San Pablo fue una victoria peruana. Sin embargo, contrario de lo que ocurría en la sierra central donde el genio estratégico de Cáceres determinó sus victorias, el triunfo en Cajamarca debe atribuirse a la rebeldía de las comunidades frente a la presencia del enemigo saqueador. Al respecto, Basadre sentencia: “En la honrosísima jornada de San Pablo no actuaron la magia de un gran caudillo, ni los cálculos de un estratega. Fue una espontánea explosión popular contra los invasores”. Enterado Patricio Lynch de la derrota, destinó 1200 soldados en busca de Miguel Iglesias, a su paso, los chilenos continuaron con los actos de escarmiento, fusilamientos, saqueos e incendios como los de la iglesia de La Merced y La Recoleta, donde se habría ocultado armamento de la resistencia.


lunes, 30 de enero de 2023

JUAN LUÍS PACHECO CÉSPEDES COMBATIENTE CUBANO EN LA GUERRA DEL PACÍFICO



Fue un guerrillero cubano, nacido en la localidad de Bayamo. En los Estados Unidos conoció al patriota peruano Leoncio Prado quien lo convenció de venir a luchar por Perú frente a la agresión chilena de 1879.

En la Guerra del Pacifico destacó en las acciones de Socoroma, Palca, Acarí, Pachía (en el sur, Tacna 1880-1881), ganándose el grado de coronel del Ejército del Perú en 1882. Habiendo participado en batallas regulares, Pacheco de Céspedes, junto a Gregorio Albarracín y Leoncio Prado, ponen en práctica la táctica de la guerra de guerrillas aterrorizando al ejército chileno mediante ataques por sorpresa, hostilizaciones y emboscadas. Posteriormente apoyó a Cáceres en la Breña y contribuyó en el triunfo de Huaripampa que determinó el derrocamiento de Miguel Iglesias y el inicio del primer gobierno de Cáceres.

Finalmente en la guerra civil de 1894-1895 tomó partido por Piérola contra la elección fraudulenta de Cáceres y murió de dos disparos en la batalla de Torata (Moquegua) el 27 de enero de 1895.
Fue declarado héroe benemérito de la patria. 







miércoles, 21 de enero de 2015

Arequipa y la leyenda "negra" durante la guerra con Chile

Por: Elizabeth Huanca Urrutia
       Arequipa
       FUENTE: DIARIO "LA REPÚBLICA", Domingo, 26 de enero de 2014
El 12 de setiembre de 1983, la extinta revista Oiga publicó un artículo anónimo: “Arequipa se rindió sin luchar con los chilenos”. El informe denunciaba que el pueblo arequipeño permitió el ingreso e instalación de la tropa “enemiga” a la ciudad sin oponer resistencia.

El informe del semanario se apoyó en cartas de excombatientes de guerra que aseguraban una supuesta cobardía de los arequipeños durante la toma de la ciudad, el 29 de octubre de 1883. Para el historiador arequipeño Juan Guillermo Carpio Muñoz, esta versión carece de veracidad, tiene vicios y vacíos aberrantes.

“La leyenda negra de Arequipa no tiene ningún fundamento (…) quienes dicen eso son ignorantes de la historia”, afirma tajante Carpio Muñoz, mientras conversamos en el cuarto piso de su casa ubicada en el barrio de San Lázaro. Desde ahí se observa la cúpula de la Iglesia San Agustín. Este recinto sirvió como caballeriza para los chilenos cuando ocuparon Arequipa entre 1883 y 1884. Este templo no fue el único vejado durante la guerra, los chilenos levantaron sus cuarteles en iglesias de Sachaca y Tiabaya. Permanecieron 300 días en la ciudad.

AREQUIPA Y LA GUERRA
El 25 de octubre de 1883, la Ciudad Blanca era tierra de nadie. Había desorden y caos en las calles. El alcalde Diego Butrón fue asesinado por una turba de enloquecidos pobladores. Butrón apoyaba la corriente de ceder territorio a Chile a cambio de la paz. Por eso lo mataron, dice Carpio Muñoz.

Sin embargo, dos días antes, el ministro arequipeño Mariano Nicolás Valcárcel, firma una carta que comunica el acuerdo entre autoridades militares y de gobierno que residían en la ciudad. Harían resistencia a la ofensiva chilena.

Inexplicablemente, los planes cambiaron. De acuerdo a Carpio Muñoz, el 26 de octubrelos militares liderados por el contraalmirante piurano y vicepresidente del Perú,Lizardo Montero, huyeron a Puno, dejando a la ciudad desguarnecida. “Lo que hubo en Arequipa no fue cobardía, lo que hubo fue desconcierto, confusión y falta de un plan para defenderla”, señaló el exdiputado Javier de Belaunde, en un reportaje de octubre de 1983, hecho por “Caretas”, que mostró la otra cara de la versión de Oiga.

AREQUIPA Y LA GUERRA
Según Carpio Muñoz, luego que el Ejército Chileno ocupó Lima en 1881, buscó sin éxito un tratado de paz que consagrase sus ambiciones territoriales (apropiarse de Arica, Tarapacá y Tacna). Entonces propició una Junta de Notables que el 22 de febrero de ese año eligieron al jurista arequipeño Francisco García Calderón como presidente del Perú. Este no favoreció los planes chilenos y buscó mantener la integridad territorial. Por ello lo apresaron y enviaron a Chile el 6 de noviembre. Días antes de su caída, García designó a Lizardo Montero como vicepresidente. Este decidió establecer su gobierno en Arequipa, ungida como capital del Perú debido a su posición estratégica. Montero ingresó junto a otros militares a la ciudad sureña el jueves 31 de agosto de 1882. Ese mismo día, el general cajamarquino, Miguel Iglesias –jefe militar del Norte- se rebeló contra Montero. Su acto, conocido como el grito de Montán,planteaba el reconocimiento de la derrota de la guerra y la firma de la paz con cesión de territorio.

El hecho fue condenado por varios pueblos, incluido Arequipa, que se negaron a aceptar la mutilación de la patria. Montero vivió 14 meses en la ciudad. En ese lapso, a decir de Carpio, la población se organizó para mantener a las tropas peruanas y los militares. “Arequipa jugó un papel heroico fundamental. Participó de forma activa en la campaña del sur, con varios batallones de jóvenes y mantuvo al gobierno de Montero”, remarca el historiador.

En setiembre de 1883, el ejército enemigo decidió tomar la Ciudad Blanca. Montero, pese a aseverar que harían resistencia, usó tácticas de defensa desconcertantes,como ordenar el retiro de tropas asentadas en Moquegua, lo que permitió el avance de los chilenos hacia territorio mistiano.

Ante la inminente ocupación, el cuerpo consular, integrado por empresarios que vivían en Arequipa, entre ellos Enrique Gibson, dialogaron con Montero para que evite enfrentamientos dentro de la ciudad. Este rechazó el pedido, sin embargo ordenó el desarme de la Guardia Nacional, integrada por civiles arequipeños. Los soldados tomaron el acto como traición. Ello desató una rebelión y el caos de la población, que terminó con la huida del dignatario y el abandono de la ciudad a su suerte. A su huida, las picanteras le lanzaban agua hirviendo que utilizarían para la preparación de la chicha de jora. como señal de repudio.

El 27 de octubre, Enrique Gibson envió una carta al jefe de la expedición chilena, José Velásquez, para sostener una reunión en Paucarpata, antes que ocupe la ciudad. La cita concluyó con un acta que decía: “que a causa de la retirada del Ejército (peruano) y el abandono del gobierno, el pueblo de Arequipa se vio en la necesidad de reorganizar sus autoridades, adhiriéndose a la causa de la paz por creer imposible su resistencia (…) por lo que representantes de Arequipa ponen la ciudad a disposición del jefe del Ejército Chileno, esperando que se ciña a los principios de derecho de gentes”. Iglesias había firmado nueve días antes el Tratado de Ancón.

Los mártires de Quequeña y la Higuera en Cayma

Dos pruebas concretas de que Arequipa se mantuvo rebelde a la ocupación de Chile son los episodios de Quequeña y Cayma.
El primero ocurrió el 24 de noviembre de 1883, cuando el sargento Francisco Agustín Román y dos soldados (Juan Fernández y Francisco Valdebenito)intentaron abusar de una pobladora de Quequeña. Los lugareños, mataron a dos de ellos y el tercero huyó con vida. El hecho tuvo represalias y concluyó con el fusilamiento de seis pobladores. Otro hecho involucra a los mártires de la Higuera: Ángel y Pío Talavera, Mariano Huanqui y Mariano Huamán, asesinados por soldados al resistirse al robo de sus animales y ganancias. El hecho ocurrió en Cayma. "La población vivió con rabia los días de ocupación, por eso es un error decir que hubo sumisión", comenta Carpio.

Añade que Arequipa ofreció héroes como Manuel Ugarte, Isaac Recabarren, Clodomiro Chávez, Sebastián Luna, Carlos Llosa (pariente de MVLL), Juan Antonio Portugal, Mariano Bustamante, Manuel Jesús Osorio. etc.

DESCRIPCIÓN DE ANDRÉS CÁCERES EN PALABRAS DE J. BASADRE


"Cáceres era alto, delgado, ancho de hombros, de aspecto imponente, de rostro enjuto y blanco, ojos grises y casi negros y una permanente cicatriz en el párpado derecho, cabello castaño, largo, poblado y entrecano y espesas patillas "a la austriaca", pues se afeitaba la barba desde el labio inferior hasta la garganta. Para la guerra en el interior tenía extraordinarias condiciones. Su salud robusta, lograba soportar las incesantes marchas a través de largas distancias por cordilleras, desiertos, quebradas y barrancos, así como las peores privaciones, y por ella llegó a veces a alimentarse con la más extrema frugalidad. Incansable en su actividad, valiente en la lucha, eficaz en el comando, tenaz ante el infortunio, luchó con los chilenos y también con la escasez de recursos, con los rigores de la naturaleza, con la saña de las facciones políticas, no sólo en guerra declarada como primero ocurriera con tropas de García Calderón, luego de Piérola, y por último, de Iglesias, sino también en hostilidad aleve, como en el caso de los políticos de Arequipa. Conocía el idioma indígena y con él sabía inspirar devoción y coraje a sus soldados. Solían llevar ellos los sombreros o kepis con funda encarnada y cubrenuca blanca, origen del famoso kepí rojo, más tarde cantado por el poeta Ricardo Rossel" Jorge Basadre "Historia de la República"